El pasado 26 de febrero tuvimos el placer de escuchar a la
británica Diana Clarke, coach, formadora y autora de publicaciones sobre
liderazgo, RRHH y comunicación. Diana nos habló de las organizaciones
resilientes, aquellas que poseen agilidad para anticiparse, innovar y
transformar.
En la primera parte de su charla nos adentramos en los
diferentes tipos de empresas, teniendo en cuenta la actitud de sus líderes:
• Empresas
y líderes “huevo”: son frágiles, tienen dependencia a un solo proveedor o a un solo recurso (“mama
gallina”). Les falta agilidad ante el cambio y, ante una pérdida de altitud,
fracasan.
• Empresas
y líderes “pelotas de golf”: ante la turbulencia se quedan estancados, han sido
fuertes en un principio pero se encuentran inmovilizados al contar con una
estrategia conservadora. No son creativos ni innovadores y temen al cambio. Son
líderes sin demasiado optimismo que finalmente se dejan comprar por otras empresas
o suelen terminar fusionándose.
·
Empresas y líderes “pelota de goma”: Son las organización
resilientes desde dentro, son ágiles en todas las direcciones, elásticos, capaces
de reemprenden el vuelo. Los golpes los empujan hacia arriba, la adversidad
saca lo mejor de ellos. Resurgen.
Y nosotros, ¿podemos llegar a ser resilientes? Diana nos
explicó que se puede aprender a lo largo de la vida, entrenando, aprendiendo de
la experiencia vivida. Como fórmula para lograrlo tenemos que trabajar la
agilidad. Tenemos que preguntarnos si somos capaces de anticiparnos a las
necesidades futuras del cliente. La velocidad es clave y para lograr la máxima
agilidad debemos aprovechar la inteligencia colectiva del equipo, la
conectividad. La agilidad es precisamente “combinación de velocidad y
flexibilidad”, explica Diana.
Para practicar la resiliencia hay que trabajar cinco
dimensiones diferentes:
1. Gestiona bien tu realidad: tienes que ver las cosas
venir, anticiparte al futuro, mirar los síntomas, las cifras macro y
microeconómicas. No esperar.
2. Gestiona la moral colectiva: El recurso humano es
importante, tu equipo. Es necesario difundir energía positiva cuando la gente
está tocada, pero con tacto y con cuidado. 3. Gestiona las ideas y decisiones: toma decisiones rápidas, prueba ideas y, si no funcionan, deséchalas.
4. Gestiona los recursos: fundamental para no perderlos o agotarlos.
5. Gestiona la misión: implícate hacia un reto concreto,
competitivo e inmediato ¿Qué es lo que queremos conquistar? ¿Cuál es el
objetivo? Es necesario acortar el horizonte temporal y gestionarlo con
determinación y perseverancia.
Aquí tenéis las claves, ahora toca practicar. ¡Suerte en
vuestra práctica de la resiliencia!
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